Las chicas que me acompañan en la foto son nuestras traductoras y a pesar de su juventud, no llegan a los 20, se han educado en el orfanato y tienen una capacidad impresionante y apasionamiento por el trabajo. Llaman a los pacientes que esperan en el pórtico de fuera. La que me ayuda a mí, Miriam, es la más bajita, la de mi izquierda. Tiene una gran paciencia con mi confusión lingüística y de comunicación que parece se me está ya aclarando un poco. En realidad hace ella la consulta entera casi. Yo solo veo al niño , le exploro y dirijo muy someramente la entrevista con la madre. Lo malo es cuando me atasco como los tartamudos con el inglés. A ver mañana. Es que aquí hay que mezclar el swajili con el inglés y el español continuamente. La chavala de mi derecha, Sara, irá becada a Madrid durante todo el verano y quizá más. Es una de las que tienen un muy probable futuro universitario. Como se aprecia, estábamos en un descansito que ayer no nos pudimos permitir.


Tras finalizar la travesía, con merienda y café incluidos, a bordo, estuve con varios compañeros en el Palace de aquí, un sitio muy elegante para el entorno. A pesar de todo sale muy barato: una consumición menos de un euro. Ayer me compré un kykoy que son unos pantalones muy vistosos de aquí por 5

Este es el médico keniata responsable del hospital con la misma niña
Hasta pronto
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